Saturday, September 28, 2013

Capítulo 1

Algo que Kenneth odia de mi es mi forma de comer pipas.Según él,no soporta el escucharme partiendo la cáscara lentamente,y mucho menos cuando le lanzo los restos a la cara.Pero no puedo evitarlo,adoro el sabor de la sal en mi boca,el crujir de la cáscara entre mis dientes.Cada vez que salimos de viaje me compro alguna bolsa en el tren,y la raciono hasta la próxima salida,aunque nunca he cumplido los plazos y la bolsa ha llegado vacía en el trayecto desde la estación a casa.Algo tan simple como eso es capaz de relajarme,hace desaparecer las tensiones.Unos se enganchan a la morflina,yo soy adicta a estas delicias con sal. Y ahora más que nunca necesito una bolsa a rebosar de ellas:Dia de cosecha. Este es el último año de Kennet en la urna,nadie se explica cómo todavía sigue con nosotros.Nadie se explica cómo ambos seguimos en casa,algo demasiado extraño llevando un apellido como el nuestro y la historia que arrastra con él.
-¿Alguien ha visto mi camisa azul?-grita Kenneth desde su puerta,con el pelo empapado por la ducha reciente.Cuando lo tiene seco es totalmente negro,al igual que el de mi madre,pero cuando se moja se le ve más claro.Algo ilógico,pues lo normal es que se vea más oscuro,como si él no fuese raro de por sí.
-¡Ni se te ocurra!-grita una voz histérica que sube por las escaleras-¡No me he pasado semanas trabajando en tu traje para que vayas hecho un haraposo!
-¿El traje?¡Estamos a 37°,moriré antes de llegar a la plaza por un golpe de calor!-se queja él entrando de nuevo en su cuarto mientras nuestro tío le recrimina su egoísmo.Bueno,no es nuestro tío exactamente,es mi padrino,pero ha hecho tanto por nosotros que mis padres le consideran uno más de la familia.
-Pues recogerán un cadáver bien vestido,¡No me reproches!-grita entrando en su habitación.No puedo evitar reirme,algo que en verdad agradezco.Las salidas de tono de Alixe siempre han resultado graciosas,al menos para mí pues nunca soy la reprochada.Para él,soy la niña de sus ojos,el angelito que nunca ha roto un plato,mientras que Kenneth es la oveja negra de la familia desde que apareció en la fiesta de su decimoséptimo cumpleaños con una gran dilatación en la oreja.Aunque si tuviese que opinar,diría que le queda bastante bien,rompe con los rasgos vulnerables que heredó de mi padre.
-Kenneth,hazle caso-dice mi padre apareciendo en el pasillo,colocándose bien la corbata.Nos miramos de reojo,ambos hemos odiado siempre el tener que arreglarnos en exceso para la cosecha.Cuando unos van a una muerte segura,nosotros les despedimos vestidos casi de fiesta.Por no hablar de la ropa en sí,que atenta contra la salud humana en un día caluroso.Sin embargo,somos mi madre y yo las que tenemos más suerte respecto al calor,ya que siempre hemos llevado vestidos ligeros-A excepción de mi segunda cosecha,cuando se empeñaron en ponerme un vestido de manga larga-.Ese dia estuve a punto de morir asfixiada,y desangrada por los arañazos y heridas que me provoqué al rascarme la piel llena de granitos por una reacción al tejido.Desde entonces,me hacen pruebas con el vestido semanas antes de la cosecha,para asegurarse que no trataré de quitármelo a trozos delante de todo el Distrito.
-¿Estás tranquila?-sonrie mi padre colocándose la corbata recta sobre el pecho.Vaya pregunta más tonta,es evidente que no.
-¡Me voy a deshidratar de tanto sudar!-grita Kenneth ya con el traje puesto,bajando las escaleras.Seguramente vaya a quejarse a mi madre,pero ya lo descubriré en los próximos diez segundos.Si grita de forma que parece que está levantando una piedra de una tonelada,es que ha perdido la batalla.
-Lo intento-murmuro levantándome de la cama,sentándome en su borde.Mi padre se sienta a mi lado,dejándome apoyar la cabeza en su hombro.
-¿Si viviésemos en el Capitolio...estaríamos obligados a ir?-pregunto con voz neutra.Mi padre traga saliva y respira lentamente,pues cada año le hago la misma pregunta y cada año recibo la misma respuesta.
-Esa posibilidad nunca existió,y lo sabes-dice colocándome la mano en el hombro. -
¿Lo pidió alguna vez?¿Pensó que eso nos salvaría?-mi voz ya suena angustiada y se tambalea mientras mi padre cierra los ojos.
-Lo piensa cada día de su vida,pero eso es lo único que no podemos conseguir,y ya sabes porqué-dice levantándose.
-Pero ella no tuvo la culpa de... -Alissa,no saques ese tema-se me adelanta enfadado,sin otra opción que aceptar lo que dice.No le gusta hablar de lo que sucedió para que se nos negara el traslado al Capitolio,pero sabe que tengo razón cuando digo que ella no tuvo la culpa de que se le ocultase quién era y las consecuencias que llevó consigo ese secreto.Mi padre sale de mi habitación con paso firme,intentando no mirar a Kenneth cuando le pide que le deje cambiarse.Parece que me he perdido su grito.

Siempre me gustó el azul,por eso le pedí a Alixe que el vestido de este año fuera de ese color.Él se encargó del resto,creando un degradado de tonos azulados que me recordaban al mar.Al principio mi madre se negó a ello porque le recordaba al Distrito 4 y con ello su enfrentamiento con el tributo del distrito pesquero,pero no tuvo otro remedio que aceptarlo cuando me vio sonriente con aquella maravilla.Se que a veces me aprovecho un poco,pero si hay algo que mi madre no puede perdonarse es que deje de sonreír un solo minuto por su culpa.Ya bastante tuvo con perder su propia sonrisa como para pensar que ella ha borrado otra.
-Ay-me quejo entre dientes,moviendo la cabeza.Ya es el séptimo tirón de Alixe en cinco minutos de peinado-¿Porqué no llamas a Isabelle?
-Porque tengo mi orgullo,princesa-sonrie dejando a un lado la plancha ardiendo,echando los bucles que ha formado con mi pelo rubio oscuro-¿Qué te parece?-dice con una sonrisa mientras coge dos mechones de los laterales,adaptándolos en trenzas que se juntan tras mi cabeza.
-Perfecto,gracias padrino-sonrío meciendo uno de los bucles de un lado a otro,enroscándolo en mi dedo y soltándolo para admirar el efecto muelle que tanto me gusta.
-Terminas antes rapándola-dice Kenneth asomándose a la puerta,ya vestido con el traje blanco inmaculado,a excepción de la chaqueta de manga al codo que la lleva colgada de un hombro.Siempre he odiado ese tipo de chaquetas.
-Vete a la mierda-gruño levantándome,tropezando por un segundo con los tacones en la silla.Aprieto los dientes,esta maldita silla siempre me hace tropezar.
-¿Estáis listos?-murmura mi padre asomándose a la habitación.Kenneth asiente colocándose la chaqueta al hombro y yo me doy un último vistazo ante el espejo.Sin quererlo,me viene el recuerdo de mi primera cosecha.Era mucho más bajita aquel entonces,pegué el estirón a los catorce.Mi cara es más alargada y delgada,y se esconde tras mi cabello.Nada que ver con aquel entonces. Antes de bajar al salón entro en el cuarto de mis padres.Como siempre,mi madre está sentada en la cama con la mirada ausente,triste...muerta.No la recuerdo sin esa mirada,puedo contar con los dedos de una mano las veces que la he visto sonreir desde la cosecha pasada,o toda mi vida.Ella mira una fotografía de cuando Kenneth y yo éramos niños,para ser más exactos,el día en que aprendí a caminar.Kenneth me lleva de la mano y yo estoy a punto de caer cuando el flash graba la imagen para siempre.
-Mamá...es la hora-murmuro mirándola.Levanta la cabeza poco a poco,sin separar la mirada de la imagen,y me muestra una sonrisa forzada examinándome de arriba a abajo.Se lleva una mano a la boca...y llora. Se me parte el alma,no puedo verla así.Me muerdo el labio y me siento a su lado,abrazándola,dándome cuenta de que yo comienzo a llorar también.
-Todo saldrá bien-susurro a su oído mientras ella me abraza con fuerza,obligándose a asentir.Pero se que no puede evitarlo,cada cosecha es una tortura para ella,una nueva oportunidad de que el Capitolio le arrebate a alguien querido.Como hicieron con sus hermanos pequeños y la hermana de mi padre,Suzanne.Pero hoy es un dia para sonreir,Kenneth saldrá hoy de la urna de tributos y tendrá esperanza para salir de ese pozo de tristeza en el que se sumió su vida sin aparente retorno.

Cuando llegamos a la plaza,todas las miradas se posan en mi hermano mientras nos separamos de nuestra familia.Saben lo que significa hoy para él,la suerte que sonreirá a mi familia y la hundirá para siempre.Saben que si el hijo de un vencedor escapa de la cosecha,puede haber esperanza para cualquiera. Y esperanza es lo que el Distrito 5 necesita en estos momentos. Por motivos que yo no he llegado a entender,nos hemos visto envueltos en una espiral de escasez y falta de recursos.El Distrito recibe menos alimentos que antes,menos medicinas,menos todos.Ni siquiera mejoró con la victoria de Clarisse,la sobrina de Ellery y último tributo vencedor de los Juegos para el 5. 'Ellery'...solo recordar que estamos así por su culpa hace que se me remueva el estómago.Estamos en la fila para registrarnos cuando Clarisse se acerca a Kenneth.
-Suerte-dice con una sonrisa,pero él le devuelve una mueca de asco,muy bien hecho por su parte.Aunque suena sincera,ninguno de los dos le debemos nada.Al contrario,es ella la que nos debe algo.Ella y su familia,a la nuestra.
-No la necesito-dice de mala manera mientras el agente de la paz pincha su dedo,extrayendo una gota de sangre.Él no se molesta en mirar al oficial cuando le pregunta sobre sus posibilidades,pero sobran las miradas cuando tienes palabras-Mis padres no me han entrenado por puro capricho Y es que en efecto,tanto Kenneth como yo fuimos entrenados desde que aprendimos a andar,de forma "preventiva".Además,nunca se sabe cuando pueden entrar a robar a tu casa.Una vez sucedió,fue hace apenas un año,mi padre se fue con mi madre al Capitolio para su tratamiento y yo estaba en la escuela.Como cada vez que tenía la oportunidad,Kenneth se quedó en casa con uno de sus últimos ligues.Al parecer,el "estatus" que te da ser hijo de vencedor sirve para algo.El caso es que alguien pensó que estaría la casa vacía y entró,y salió con un cuchillo clavado en el hombro. Cuando llega mi turno,me estremezco un poco.Al igual que a mi madre,siempre me han dado miedo las agujas.Kenneth pone la mano sobre mi hombro hasta que la sacan y registra mi sangre,y me acompaña hasta mi fila.Sabe que estoy nerviosa,y yo se que él también lo está.
-Nos vemos luego-dice dándome una palmadita,dirigiéndose a su grupo. Ahora estoy sola en un grupo de desconocidos.Todos mis amigos-los pocos que tengo-son mayores o menores que yo,por lo que no coincidimos en la misma agrupación.Una lástima,pues cuando Aris sube al escenario siento que me voy a desmayar.Aris es el escolta del Distrito 5 desde hace un par de años,y no puede ser más del Capitolio:Pelo rubio platino,ojos verdes modificados con cirugía,piel blanca como el papel adornada con un tatuaje azul que baja desde su frente a su tobillo derecho.Por si fuera poco,cada año viste con colores que hacen más daño a la vista que los anteriores.Este año ha escogido un amarillo chillón que me recuerda a los subrayadores que utilizo en el colegio.Pero qué digo,Aris parece un cartel de neón con piernas.
-¡Bienvenidos mis jovencitos,a la cosecha de los Septuagésimo Terceros Juegos del Hambre!-canta ante el micrófono.Más de uno nos llevamos las manos a las orejas por su insoportable voz de pito,yo misma me incluyo entre ellos.Me compadezco de los que son sus protegidos,soportarle de aqui a los Juegos es una tortura terrible.Además,es estúpido como él solo-¡Llevo todo el año esperando este dia,y seguro que vosotros también!-Lo dicho.Estúpido a más no poder-Antes de nada,no podemos comenzar sin agradecer la presencia del alcalde,el señor Miller,y a nuestra última gran vencedora,Clarisse-presenta,mientras ambos se ponen en pie.Un breve saludo y vuelven a su sitio-¡Os traigo unas imágenes recién traídas del Capi-tolio!-dice,marcando la separación cuando dice "Capitolio".¿He dicho ya que es estúpido?Las imágenes se muestran en la gran pantalla.Son las mismas de cada año,solo cambian los tributos vencedores del final,siempre ponen al de los juegos anteriores.Este año es la chica del tres,que ganó sin ningún mérito.Se escondió hasta que el último tributo acabó moribundo,muriéndose de hambre,calor y sed.Ella se limitó a clavarle su propio cuchillo,algo que el chico suplicaba con la mirada.Ah,señalaré que ese chico era su compañero de Distrito.Revolución,lealtad, honor...conceptos que tengo asimilados de sobra. -¡Emocionante!-aplaude como loco cuando terminan,se seca incluso una lágrima que cae por su mejilla.Asco por todas partes-¡Bien!Veamos qué adorable jovencita tiene el honor de representar a nuestro amado Distrito en esta edición-dice acercándose a la urna.Todas las chicas temblamos,y mi mirada se cruza con la de Belle.No he hablado con ella,tal vez no tenga otra oportunidad.Belle es mi mejor amiga,y aunque me saca un año y medio nunca hemos tenido problemas para entender los asuntos de la otra.Su familia pertenece a la zona más pobre del Distrito,y su nombre se multiplica cada año por las teselas. ¿Cuántas veces puede haber entrado ya una papeleta con su nombre en esa bola de cristal? ¿Cuarenta,cincuenta?Si no es la que más,es una de las que mayores probabilidades tiene de salir elegida este año.Tal vez no fuese así si hubiese aceptado la ayuda de mi familia.Al principio,me evitó por el hecho de ofrecerle ayuda económica a pesar de necesitarla más que nadie a sabiendas de que el dinero no era problema para nosotros.El Capitolio nos proporciona comida,ropa,medicinas,todo lo que pidamos,a ninguno le importaba pedir de más para ella,su hermana de dos años y sus padres.Pero no quiso. Espero que no tenga que arrepentirse dentro de poco,cuando Aris mencione el nombre escrito en la papeleta que tiene en su mano.La lee para sí mismo y se tapa la boca con una ridícula risita,dando un pequeño aplauso-¡Enhorabuena a la premiada,la suerte está de tu parte desde el principio!-dice mostrando la papeleta a los demás mientras pronuncia el nombre en voz alta.
-¡Glasse,Alissa!¡Siguiendo los pasos de su madre!

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